Villafáfila - Zamora

Hacia tiempo que no me dejaba inocular el fervor de la muchedumbre ( futbol, toros, música….lo religioso, etc. ) Este año en La Villa, comenzó con el cartel que aún conservo, la Semana Santa me ha dado un pellizco a pesar de haber solo visto el paso de una procesión y brevemente.

Pues bien, comencé a darle vueltas a la pasión que pude apreciar en los rostros, en cartel y procesión. Y me ha salido esto:
La pasión se demuestra respirando. Es pasión los ojos como platos, las uñas que amenazan, un gemido. La corbata fucsia del funcionario, la camisa arrugada del científico, el jubilado palpando los mejores kiwis, el impoluto libro de registros del bibliotecario, el segurata con su pin de Star Trek, los orgasmos de una “lumi”. El “pelas” que lo apunta todo: origen y destino de cada cliente, sus tics, a qué huelen, el color de sus ojos o hacia dónde miran.

Pasión es cantar muy serio y muy mal en los karaokes, ir solo a los karaokes, comprar flores para ella, intentar caminar recto cuando vas borracho y nadie mira. Pasión es maquillarte para bajar a por el pan, subrayar los libros, hacer footing, cada día, a las ocho y media, soñar con una isla, fotografiar objetos. Pasión es cagarte en el árbitro, pegar puñetazos en la mesa, llorar con el himno de España , haber visto a Mario Moreno “Cantinflas” más de cien veces, pasar tus apuntes a limpio, buscar droga en una ciudad que no conoces. Pasión es chupar los bornes de una pila de 9 voltios, limpiar el coche los domingos, decirle al cura que te masturbas. Pasión es garabatear unas…pocas o muchas líneas en este Foro, insultar a la madre que parió……

Pasión es querer seguir viviendo. Pese a todo.

Desperté antes que tú, y al abrir un ojo encontré tu bolso medio abierto en el suelo. Dentro del bolso asomaba tu caja de píldoras anticonceptivas, esas de las que me hablaste y me dejaron fascinado. Me fascinó, por ejemplo, que cada una de las 28 píldoras incluyera el subtítulo de su correspondiente día de toma (Día 1, Día 2, Día 3…). Pero, por encima de todo, me fascinó saber que las 7 últimas píldoras de cada ciclo menstrual carecían de principio activo. No eran más que placebos que sólo se usaban a modo de recordatorio, para no perder la rutina diaria. Así pues, aquellas últimas 7 píldoras no servían más que para dejar constancia del paso cíclico del tiempo.

Abrí la caja. La tarjeta de píldoras aún se encontraba por la mitad, con sus placebos de la última fila aún intactos. Pensé y me pareció romántico… tomar uno de esos placebos por ti. Algo así como…. “Me he tragado uno de tus días, amor”, o “El día que te falta lo llevo dentro”.
El caso es que me tomé una de tus píldoras placebo. La píldora en cuestión no sabía a nada, como tampoco saben los días que nos quedan por vivir. Luego me di una ducha, me vestí con sigilo para no despertarte, y salí a trabajar.

Bajando la escalinata del Metro en Mar de Cristal de repente, comencé a sentir un intenso dolor en la zona inguinal.
Comencé a sufrir náuseas y a sentir algo así como pataditas. Ya han pasado varias horas, casi un día entero, y aún las siento.

¡Que cosas se le ocurren a mi novio! Pensaras….