Rajoy, ese cadáver político. La empresa TNS Demoscopia ha divulgado a través de una encuesta hasta qué punto Mariano Rajoy Brey es, de hecho, un cadáver político. Es ahora mismo en su partido el más aciago de todos. Si hubiera elecciones, el actual presidente del Gobierno se quedaría con un 14% de votos Le sobrepasaría, aunque por muy poco, José María Aznar López, con un 16%. Y sería Esperanza Aguirre la más apoyada con un 37%. Estos resultados no son un dogma, no son fruto de una estadística tan elaborada como la de Chichifú ni mucho menos. Pero sí son al menos muy verosímiles, si se tiene en cuenta la situación política de hundimiento por la que atraviesa la derecha. Aznar López, recientemente, se lanzó a la piscina de Antena 3 creyendo que sólo el aparecer en una televisión en hora de alta audiencia le iba a llevar de nuevo a La Moncloa. Y no ha sido así. Resbaló y se cayó de bruces porque apenas había agua. En cambio, es hasta cierto punto lógico que la más apoyada por la derechona sea Esperanza Aguirre. Es cercana a la ciudadanía, personalmente cordial y mucho más simpática que el mudo Rajoy o el antipático Aznar López. Ella entra a todos los trapos, pelea dando la cara y su credo neoliberal lo defiende con uñas y dientes. Ha procurado eludir la tentación de la corrupción, aunque no ha desdeñado, durante mucho tiempo, estar rodeada de gentes implicadas en escándalos notorios. Su delfín, Ignacio González, es un personaje, hoy por hoy, bajo sospecha y, entre otras cosas, un ático en Marbella. Su corte es infumable y no hay que olvidar jamás cómo Aguirre llegó donde llegó gracias al tamayazo. Semejante pucherazo fue el prólogo de la trama gürtel, que ha tenido la virtud admirable de que emergiera de una vez y con estrépito -espoleada además por el caso Bárcenas- la corrupción inmensa acumulada en el Partido Popular. Se vea como se vea, parece que la regeneración del PP -en el supuesto de que por fin se llevara a cabo, porque los milagros no existen- será difícil de que encuentre alguien con capacidad de liderazgo, impoluto respecto a la corrupción, conservador o conservadora con sensibilidad social, sensatez política y ruptura definitiva del cordón umbilical con la dictadura franquista. O sea, que quemados como están Rajoy Brey, Aznar López, Aguirre y su corte y etcétera, a la derecha no le queda más que un largo viaje por el desierto. Se lo merecen por ser mentirosos y, sobre todo, presuntos chorizos. Saludos. |