Versos - EL JILGUERO Y EL CANARIO Con maestría cantaba aquel pequeño jilguero, en su jaula prisionero, que oírle sus trinos daba alegría tan inmensa que me seda los oídos y al resto de los sentidos los acaricia y destensa. Comenzaba su gorjeo al amanecer el día y hasta la noche seguía ya sin ningún titubeo. Notaba que nos gustaba y si le dábamos ánimo, se portaba tan magnánimo que sus trinos elevaba. Le veía solitario y pensé le convenía otro más en compañía por lo que compré un canario. Aquello fue la caraba, porque hubo tal competencia, que sin ninguna licencia el cantar no se acababa. Hasta cantaban de noche sin poderse contener, y nunca les quise hacer jamás el menor reproche. Cuanto más tiempo tenían cantando ambos al compás, se iban conociendo más y mucho mejor lo hacían. Una vez que hubo en su gremio un importante certamen los presenté en el examen y conseguí el primer premio. Han aprendido a cantar y lo hicieron muy veloces, las canciones a dos voces con habilidad sin par De barítono, el canario y el jilguero de tenor y cuando empieza el albor lo hacen con extraordinario empeño y les sale el cante cual verdadera delicia y ni en el País de Alicia maravilla hay semejante. Con ellos es una fiesta continua la de mi casa, pues los dos cantan sin tasa aunque no tengan orquesta, ya que cantan a capela y en tal cosa rivalizan tanto, que hasta el rizo rizan y en cualquiera cantinela, que hasta Plácido Domingo, o Pavarotti o Carreras, o los tres juntos, de veras, fueran cantantes de bingo. Cristino Vidal Benavente.
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