Primera llamada a los obreros. Acaba de dar en la campana del taller, son las campanadas de las ocho menos veinte. El guarda, Joselito "el relojero" deja el pequeño mazo reposar con el vetusto mango sobre el interior del aro, mientras se ajusta sus gafas sobre el puente de su nariz, mientras se aleja hacia la puerta enrejada del taller. Según se va alejando, oye cómo suena el teléfono que se encuentra en el rincón a la izquierda según se entra. Es un teléfono de principio de siglo pasado, de caja de madera y baquelita negra, con dos campanas como timbre niqueladas por debajo, una caja con una monumental pila. Son las primeras horas de un día de los de primeros de diciembre... ---unsotieleño--- |