Morcín - Asturias

El que gobierna tendrá mucho cuidado para no mangonear si sabe que se va a encontrar con una oposición firme, trabajadora y capaz, que descubrirá sus trampas y las perseguirá eficazmente. Ése es el papel de la oposición, el de controlar a quien ostenta el poder e impedirle que campe a sus anchas haciendo lo que le venga en gana, por eso la oposición en la que se ha de confiar será tanto más necesaria cuanto menos se pueda confiar en los gobernantes.
En las campañas electorales nos encontramos con candidatos que dicen que van a ganar y que van a hacer no se cuantas cosas, pero no es frecuente que nos expliquen qué es lo que harán si quedan en la oposición, y esto importa muchísimo, porque si no se preocupan de vigilar día a día al que gobierna y de poner freno a sus desmanes no van a servir para nada. Para calentar un asiento y cobrar por asistir a las reuniones vale más que se queden en casa, y así no contribuirán al desprestigio del ejercicio de la actividad política, que para eso ya tenemos bastante con los que están en el poder y se aprovechan de sus cargos.
Los de la oposición deben exigir a quien gobierna limpieza y eficacia, pero a los que quedan en la oposición debemos exigirles los vecinos que controlen al gobernante y que sean valientes para denunciar sus fallos, para no tener que ser nosotros, desde afuera, los que tengamos que vigilarle y denunciarle.

Como ya pasó un año desde las últimas elecciones municipales, me pregunto: ¿están cumpliendo los que quedaron en la oposición el papel que deben cumplir?, ¿en qué se nota?, ¿controlan y denuncian o están cobrando por calentar el asiento?.