El caballero y el alba ROMANCE DEL CABALLERO 1 Sorprendido el caballero, miró el castillo del alba que, llenando el horizonte, sus palacios levantaba. Sus palacios y bastiones, donde, siempre alborotada, teje sus tapices claros, cuando llega la mañana. 2 Sus palacios y sus torres, que el brillo de sus murallas a las sombras puso cerco de la noche ya pasada. Y, al rumor de arroyuelo, oyó que cerca cantaba, si no un jilguero canoro, un herrerillo en las ramas. 3 Y, al desmontar de la yegua al primer rayo del alba, sintió el amor en su pecho al hallar una muchacha. Por los senderos camina y por las veredas baila, viejas canciones cantando, contando viejas hazañas. 4 Los romances que ella sabe los cantan a la alborada los labriegos de la villa, cuando empiezan sus jornadas. Y ella, que cuida ganados desde la hora más temprana, con el cántaro a la fuente anda dichosa a por agua. 5 –Claro color que ilumina con sus ojos la alborada, haciendo verde el bermejo y azul la más blanca plata. –Los favores que me hacéis con palabras cortesanas, porque la mentira siempre, lejos de herir, nos halaga. 6 –Ya que no sé vuestro nombre, no ignoraré tanta gracia, que a esta fuente que refresca venís alegre a por agua. –No es bien en una doncella escuchar las alabanzas de quien jamás conoció el color de su mirada. 7 –Pues no penséis que acostumbra a decir palabras vanas, porque el palacio conoce del marqués de la comarca. –No sé yo que es lo que tiene el marqués en su morada, que en la villa soy dichosa, donde nunca faltó nada. 2011 © José Ramón Muñiz Álvarez |